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Maridajes de Cerveza y Gastronomía

El arte de maridar la cerveza y la comida ha ido mucho más allá de maridar cervezas ligeras y platos picantes.

Yo sé lo que estan pensando … “Yo no podría tomar una pinta de cerveza con mi tabla de queso.”   Al beber cerveza artesanal no se trata de  pedir una pinta tras otra.  Es mucho mejor disfrutarla en pequeñas cantidades. Es hora de reducir el tamaño del  vaso de cerveza.

El descubrimiento de un nuevo placer

El mundo de la gastronomía encierra un sinfín de matices, de percepciones, de aromas y de gustos. Tantos, que es difícil hablar con exactitud del maridaje, de la unión íntima y armónica entre dos elementos. Pero más allá de esta definición enciclopédica, se esconde el verdadero sentido del placer de la degustación gastronómica. La combinación perfecta que permita saborear y disfrutar con los cinco sentidos tanto la bebida como la comida. No existen reglas, ni explicaciones científicas, ni razonamientos técnicos que expliquen por qué muchas combinaciones pueden ser gloriosos puntos de encuentro entre el placer de comer y el placer de beber. Sin embargo, y aun atendiendo a la norma más sencilla y tradicional, que es la de dejarse llevar por la intuición y el gusto personal de cada uno, en esta guía se recogen algunas sugerencias que nos ayudarán a descubrir los maridajes entre la cerveza y la gastronomía. Para su elaboración se ha contado con la colaboración de expertos profesionales en el mundo de la gastronomía que con distintas metodologías encontraron maridajes sorprendentes.

José Carlos Capel, crítico gastronómico del diario El País y miembro de la Real Academia de Gastronomía, dirigió un panel de catas en las que se analizaron distintas variedades de cerveza en combinación con multitud de platos de nuestra gastronomía.

Por su parte, Rosa Tovar, profesora de Gastronomía, realizó una exhaustiva investigación bibliográfica atendiendo a los criterios más o menos establecidos a la hora de encontrar el compañero perfecto para cada plato:

Que los sabores de la bebida no sobresalgan sobre los de la comida, y viceversa.

  • Que haya un equilibrio entre aromas y sabores. La bebida puede equilibrar el sabor o el aroma más potente del plato.
  • O bien, que provoque el contraste. Maridaje por contraste de polos opuestos, siempre que no haya vencedor, sino que la pugna acabe en empate.

También se han tenido en cuenta, para la redacción de esta guía, los conocimientos sobre el mundo de la cerveza aportados por Juan Muñoz, Presidente de la Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres.

En cualquier caso, esta publicación no pretende ser más que una guía orientativa sobre cómo acercarnos al exquisito mundo de los maridajes y es en realidad un primer paso para descubrir uno de los mayores y más delicados placeres de la gastronomía: acertar con la armonía que todos buscamos en cada sorbo y en cada bocado.

Puntos de Encuentro

Aunque como ya se ha indicado, no existen explicaciones científicas ni razonamientos exactos en el encuentro de los maridajes de la cerveza y la gastronomía, las investigaciones realizadas apuntan una serie de conclusiones coherentes y hasta con cierta “lógica” gastronómica. En líneas generales se podrían destacar las siguientes:

Los ácidos

Los platos en los que dominan los ácidos encuentran en la cerveza el perfecto maridaje

  • La cerveza combina muy bien con los escabeches, tanto en el terreno de las carnes como de los pescados. Esto se debe a la fuerza ácida del vinagre que encuentra en la cerveza el equilibrio perfecto.
  • La cerveza también combina estupendamente con los platos en los que abunde el tomate, debido a la acidez del mismo. Esto se traduce en maridajes muy interesantes, como con los pistos, los guisos con tomate, el pan con tomate, las cazuelas….
  •  Por la misma razón, la cerveza es la mejor compañera para las ensaladas aliñadas con vinagre, así como para cualquier plato dominado por este tipo de aliño, como por ejemplo los salpicones.
  •  Ciertos componentes ácidos de las verduras dejan en la boca aromas y sabores que deforman los de cualquier otra bebida alcohólica que no sea la cerveza. Así pues, nos encontramos aquí con una gran variedad de combinaciones posibles entre la cerveza y muchas verduras que, por otra parte, son incompatibles con otras bebidas.
  •  Igualmente, platos que se aliñen con mostaza, salsa ácida y agresiva, combinan con gran armonía con la cerveza.

Los picantes y los platos muy especiados

La cerveza es la contraposición perfecta a la sensación del picante

  • Los platos picantes y muy especiados producen en la boca cierto “agobio” que no admite fácilmente cualquier bebida alcohólica. La cerveza en cambio alivia esa sensación. Es la contraposición perfecta a la sensación del picante.
  •  Es difícil encontrar bebidas que aguanten la agresión del ajo y el pimentón; sin embargo, la cerveza destaca precisamente por ser buena compañera de este tipo de platos. Por eso es la elección perfecta para acompañar el chorizo, por ejemplo.
  • Siguiendo esta misma argumentación, la cerveza encuentra buenos maridajes en los platos condimentados con guindilla, chile, pimienta, y con los que se llevan especias de aromas intensos (cilantro, jengibre…). Destaca pues el excelente maridaje de la cerveza con la cocina mexicana y con muchos platos de nuestra gastronomía.

Los platos agridulces

Perfecta compañera para los ahumados y marinados por el contrapunto de su sabor

  • La cocina oriental (japonesa) encuentra en la cerveza un maridaje perfecto, debido a las salsas con las que bañan sus platos (sushi, sashimi), en los que abunda la soja y la salsa wasabi picante.
  • También las mostazas y salsas ketchup combinan bien con las cervezas por la fuerza de los sabores de estos ingredientes. Esta explicación obliga a recomendar acompañar las hamburguesas con cerveza.

Ahumados y marinados

Perfecta compañera para los ahumados y marinados por el contrapunto de su sabor

  • Tanto en carnes como en pescados, los ahumados (sabor acentuado por el humo) encuentran en la cerveza el contrapunto perfecto. Esto explica el maridaje de la cerveza y muchos embutidos, las salchichas y los pescados ahumados.
  • La cerveza también destaca como compañera de los pescados marinados por el contrapunto de su sabor.

Las grasas

  • Muchos platos grasos necesitan de la cerveza para “limpiar” el paladar: carnes de cerdo, embutidos
  • Ciertas teorías gastronómicas bastante extendidas afirman que los huevos servidos con la yema líquida (fritos, escalfados, pasados por agua…) recubren la boca con una capa grasa que llega a “taponar” las papilas gustativas de la lengua, lo que impide captar sabores de bebidas de aromas complejos, como el vino. Sin embargo, esto no sucede con cervezas suaves y frescas que limpian la boca.
  •  Por la misma razón, la cerveza es una buena opción para acompañar los platos fritos que tienen mucha grasa.
  • Igualmente, destaca el maridaje de la cerveza con los pescados azules. Son pescados muy grasos de intensos sabores que encuentran en la cerveza el contrapunto refrescante.
  • Coincide además que los quesos que mejor se prestan al maridaje con las cervezas son los que presentan una mayor cantidad de materia grasa, una textura cortante y una clara tendencia a la acidez en el sabor.

Los sabores amargos

  • Las verduras de sabores amargos, como las alcachofas y las endibias, se ven equilibradas con el sabor intenso de algunas cervezas con cuerpo.

Platos con chocolate

  • Cualquier plato que lleve chocolate como ingrediente en su salsa (perdices y codornices, o la cocina mexicana) encuentra en la cerveza un excelente compañero. El chocolate tiene un conjunto de aromas muy fuertes y persistentes que ocupan los órganos gustativos y el exceso de alcohol molesta en la boca cuando aún está ocupada por sus perfumes.
  • La cerveza también tiene un espacio en el universo goloso. Buena prueba de ello es la deliciosa combinación de los postres de intenso sabor a chocolate con la cerveza negra y sus delicado gusto a regaliz y frutos secos.

Las brasas

  • Los sabores tostados de las carnes a la plancha armonizan perfectamente con las cervezas de cuerpo medio.

Cerveza como ingrediente

  • Todos aquellos platos que se cocinen con cerveza pueden combinarse perfectamente con esta misma bebida, pues sus sabores se verán complementados.

La cerveza y las carnes

La cerveza puede desempeñar un papel muy importante como acompañamiento de distintas carnes, aunque su complementariedad no es universal, dependerá del tipo de carne que vamos a degustar y sobre todo de su preparación. Las cervezas ligeras encuentran en este campo un mayor número de afinidades.

A la hora de elegir un tipo de cerveza como acompañamiento a las carnes, lo mejor es estudiar el especiado y los condimentos del plato o de la salsa para adecuar el maridaje. Cuanto más fuerte sea el sazonamiento del plato, siempre que no sea muy picante, se escogerán cervezas más oscuras y de mayor cuerpo.

Carnes de cerdo

Se recomienda la elección de cervezas ligeras y suaves para acompañar las carnes de cerdo grasas

  • El alto contenido graso de las carnes de cerdo, tanto ahumadas como sin ahumar, necesitan de la cerveza para “limpiar” la boca de la fina capa grasienta de la que queda recubierta con estos alimentos, sin anular sus sutiles aromas.
  • Es posible que este maridaje explique la tradición existente en Europa de acompañar las carnes grasas de cerdo con cerveza. Esta carne grasa, muy gustosa y sutil cuando la pieza es de muy buena calidad, necesita de un acompañamiento igualmente suave en sabores y moderado en alcohol, como el que proporcionan algunas cervezas. Las carnes de cerdo combinan muy bien con las cervezas claras estilo lager o pilsen. Igualmente, todas las piezas de cerdo ahumado, con su sabor acentuado por el del aroma del humo, son carnes apropiadas para servir con cerveza.

Los embutidos

Con los embutidos cocidos y ahumados, mejor una cerveza de cierto cuerpo

  • La charcutería en sí misma es un universo de sabores que se desdobla en mil especialidades. Es evidente que no existe posibilidad material de degustar todas y cada una de ellas para establecer los maridajes de la cerveza, pero a grandes rasgos puede afirmarse que la cerveza combina bastante bien con los derivados del cerdo.
  • Las cervezas de cierto cuerpo armonizan bien con los embutidos cocidos y ahumados (butifarras, morcillas, salchichas tipo frankfurt, bacon…) y algo peor con los embutidos de curación natural como el jamón, el lomo y los salchichones. Sin embargo, resulta muy acertada su armonía con el chorizo.
  • La armonía del chorizo y la cerveza llama poderosamente la atención de los expertos. Es bastante común tomar el chorizo con vino tinto, cuando sucede que el pimentón (dulce o picante) y el ajo destrozarían cualquier tipo de vino. Esto no sucede con las cervezas, que aguantan la agresión de ambos aderezos y suelen salir airosas del encuentro.

Vaca y buey

  • Las carnes de vaca también encuentran armonías con la cerveza. Las carnes rojas hechas a la brasa, por ejemplo, ligan bien con las cervezas rubias, ligeras y suaves. Las de buey casan estupendamente con cervezas lager doradas y también con algunas ale.

Cordero

  • Respecto al cordero, no existe unanimidad de criterios entre los especialistas, si bien coinciden en señalar que dependerá de su preparación. La cerveza casa bien con las preparaciones de cordero muy especiadas. El cordero tiene una carne grasa y de gusto particular, sobresaliente siempre por encima de todos los aliños y aromas que se añadan. Las carnes de cordero de cierta edad pueden combinarse con cervezas lager.

Pollo

  • Tradicionalmente el pollo se ha cocinado con cerveza, por lo que es natural que se pueda acompañar con la misma cerveza que se ha utilizado como ingrediente. También es buena la combinación de la cerveza con el pollo braseado al limón, o las pechugas de pularda al estragón y el humilde pollo al ajillo. Sin embargo, no es del todo buena la combinación de la cerveza con el pollo asado, puesto que la cerveza puede con los sabores suaves de las aves de corral.

Carne guisada

  • Con los guisos, el maridaje de la cerveza dependerá de sus ingredientes. Si entre ellos entran especias como el curry, o abundan la cebolla y la zanahoria, los resultados no son muy buenos. Sin embargo, si es un guiso dominado por la salsa de tomate (ternera con pisto, carne con tomate) la armonía puede ser espléndida. Hamburguesas La fuerza de sabor de los complementos de las hamburguesas (mostaza y salsa ketchup) quedan perfectamente ensamblados con el sabor amargo de las cervezas de gusto suave y sabor más intenso. Una gran armonía muy poco explotada hasta el momento.

La cerveza y los pescados

Los pescados y las cervezas tienen muchos puntos en común y abundantes lugares de encuentro con afinidades de alto valor gastronómico.

Pescado azul

  • Los pescados azules, con alto contenido en grasa, de gustos más marcados que los pescados blancos, armonizan muy bien con las cervezas que “limpian” el paladar y en las que encuentran el contrapunto refrescante. Así pues, la cerveza puede acompañar con éxito los atunes, bonitos, sardinas, boquerones, salmones, lampreas, pez espada, jureles, caballa, anguilas…
  • Por el contrario, el toque amargo de la cerveza puede anular parcialmente el sabor suave de algunos pescados blancos.
  • Son precisamente los pescados azules, por su alto contenido en grasa, los que se ahuman, se marinan, se escabechan, se preparan en conserva o se someten a salazón en todas sus variantes. En todos estos casos la cerveza es una buena compañera.

Ahumados

La mejor combinación para los ahumados es una cerveza con marcado amargor

  • Cuando los pescados han sido ahumados acompañan muy bien las cervezas claras de tipo ale y las del estilo pilsen, siempre con marcado amargor.
  • Es muy habitual servir los pescados ahumados con salsas especiadas de mostaza, algunas veces hasta agridulces, lo que hace aún más recomendable la cerveza.

Pescados en salazón

  • Los pescados, así como las huevas en salazón, tan comunes en nuestra gastronomía, tienen sabores muy fuertes junto a una textura muy grasa. Una cerveza clara y ligeramente amarga limpia la boca y acompaña perfectamente estos platos.
  • Las anchoas cuyos acentos yodados son intensos, ligan perfectamente con las cervezas. Si además se acompañan de pan con tomate y aceite la conjunción se torna realmente gloriosa.

Carpaccios

  • La cerveza realza el sabor de algunos pescados crudos como el salmón y el atún, dos pescados muy grasos de intensos sabores yodados. El aceite de oliva y otros aderezos que se utilizan en los carpaccios, como la pimienta molida y acaso unas gotas de limón, acentúan esta afinidad.

Marinados

  • Destacan los arenques y el salmón marinado, pescados muy grasos y  de intenso sabor que ligan con cervezas ligeras y de mayor cuerpo y graduación alcohólica. Su sabor fuerte, ácido y aromático, encuentra en la cerveza un contrapunto refrescante.

Pescados a la espalda

  • Los pescados a la espalda, típicos del norte de España, en cuya terminación entra un sofrito picante y aromático de ajo, perejil, guindilla y vinagre, se pueden acompañar de una cerveza incluso oscura.

Los escabeches

  • Por el alto contenido ácido de sus salsas, los escabeches de pescado deben servirse siempre con cerveza. Los escabeches de la Península, de atún, de bonito, de sardinas, de trucha… que pueden ser incluso agridulces, están deliciosos con cervezas ligeramente tostadas.
  • Es impresionante la armonía que entablan las cervezas rubias de sabor intenso con el atún, las sardinas y el bonito en escabeche, así como con los boquerones en vinagre. Sus sabores grasos, matizados por el vinagre, transforman sus lomos limpios en bocados chispeantes, imposibles de maridar con ninguna otra bebida. Más aún, si se salpican con ajo picado.

Cazuelas de pescado

  • Tanto los suquets como los calderos ricos en ajo, aceite y azafrán, en los que no faltan los pescados de sabores poderosos y penetrantes, van muy bien con cerveza.

Las conservas

  • Todos los pescados azules en conserva se transforman con el tiempo. Con el paso de los meses sus aromas se concentran y cobran acentos metálicos, algo dulzones y salados, que se superponen a su natural gusto marino. En esta amalgama de sensaciones variopintas, intensas pero finas, las cervezas suaves y las de gusto intenso actúan de magníficos compañeros de viaje.

Cocina japonesa

Excelente el maridaje del sushi y el sashimi con cervezas suaves

  • Los platos de cocina japonesa (sushi y sashimi) que contienen pescados crudos ligan perfectamente con la cerveza. Esto se debe a los aderezos con que se bañan, salsa de soja y pasta wasabi picante. Por la misma razón, un pescado al vapor al estilo chino (rodaballo o gallo) que lleva incorporado salsa de soja resulta delicioso en combinación con cervezas suaves.

Frituras de pescado

  • Además de ser una práctica habitual acompañar los pescados fritos con cerveza, quizá inconsciente y espontánea, este maridaje es muy aceptable, ya que aporta el contrapunto refrescante necesario, aunque existen algunas excepciones. El pescado en adobo, que ha sido sometido a un marinado con ajo, vinagre, orégano y cominos, resulta excelente con cerveza. Lo mismo sucede con los boquerones o sardinas.

 

La cerveza y los mariscos

La ligera suavidad de la cerveza respeta los intensos sabores de los crustáceos en muchas de sus preparaciones. Son alimentos con sabores fuertes de aromas penetrantes y delicados al mismo tiempo. Todos ellos dejan en la boca gustos persistentes que casan perfectamente con las cervezas claras.

Además, añadir cerveza al caldo corto del escalfado de un marisco acentúa el aroma del marisco.

Cuando los mariscos se preparen con salsas muy condimentadas las cervezas deberán ser de más cuerpo y contenido alcohólico, aunque no demasiado amargas. Los mariscos a la plancha también casan bien con cervezas claras.

Salpicones de marisco

  • Cuando los mariscos se presentan en salpicones bien aliñados con vinagre, la cerveza es un rito obligado, puesto que nuevamente nos encontramos con la acidez que deja fuera de juego a los vinos.

Moluscos

  • Por la misma razón que los mariscos, una cerveza ligera y clara es la opción más adecuada para los moluscos al vapor. La cocina tradicional de la cerveza prepara los mejillones al vapor de cerveza o cocidos directamente en cerveza. En realidad los moluscos, que se suelen servir con vinos blancos bien fríos, están soberbios con una buena cerveza.

Cefalópodos

  • Los calamares y otros cefalópodos llenan la boca de aromas y liberan persistentes gustos a mar, que hacen de la cerveza clara el mejor acompañamiento.

 

La cerveza y las verduras

En el campo de las verduras, la cerveza aventaja enormemente al vino convirtiéndose en algunos casos en la única opción de combinación. En la boca es absolutamente imposible establecer maridajes entre verduras y determinadas bebidas, sin embargo, las cervezas muy suaves pueden ser buenos compañeros.

Ciertos componentes de las verduras –generalmente ácidos- dejan en la boca durante bastante tiempo aromas y sabores que deforman los de cualquier bebida, a excepción de algunas cervezas.

Las menestras de verduras

  • Las menestras de verduras son platos de altísimo riesgo donde las bebidas más usuales mueren por completo a causa de sus sabores agresivos, y donde, en cambio, la cerveza sí encuentra maridaje. El amargor de las habas, el tono acuoso y delicuescente de los espárragos, el sabor metálico y dulzón de las alcachofas arruinarían un buen vino, la cerveza en cambio sí puede ser compañera de las menestras.

Los pistos

  • Los pistos manchegos y las propias salsas de tomate con otros vegetales también entablan armonías muy interesantes con las cervezas a causa de la acidez del tomate.
  • En realidad, todas las fritadas de verduras del estilo del pisto manchego se realzan de forma importante con la cerveza. La razón de esta armonía se basa en la presencia de la salsa de tomate, ingrediente ácido que tras sofreírse con aceite de oliva acentúa sus propiedades sápidas, impregna con su sabor el resto de las verduras que intervienen en la receta y ligan de maravilla con la cerveza.

Verduras aromáticas

  • Las aromáticas (apio, hinojo) que dejan en la boca intensos aromas balsámicos, combinan bien con las cervezas de ligero aroma a lúpulo y sin demasiado contenido alcohólico.

Verduras amargas

La cerveza es un excelente acompañante de las verduras amargas

  • Las verduras amargas (alcachofas, endibias) combinan muy bien con la cerveza. En concreto, las alcachofas van muy bien con las cervezas de sabor intenso porque el tono metálico dulzón de esta hortaliza encuentra el contrapunto justo y el equilibrio perfecto en la cerveza. Ninguna cerveza sale malparada mientras que sólidos y líquidos se refuerzan recíprocamente.

Verduras de sabores especiales

Las verduras con sabores especiales (coles y espárragos) combinan con cervezas ligeras y claras

  • Los espárragos verdes son hortalizas con numerosos matices vegetales, afines a las hierbas recién cortadas. Abundan en notas frescas intensas, que piden el contrapunto de algún elemento de contraste. En este sentido las cervezas juegan un papel espléndido.
  • Sopas frías de vegetales Las sopas frías de vegetales típicas de la gastronomía española, como el gazpacho, el salmorejo y el ajoblanco, siempre avinagrados y con fuerte aroma a ajo, combinan estupendamente con una cerveza lager de suave aroma a lúpulo. La cerveza limpia la boca de la acidez del vinagre y del fuerte sabor a ajo.

La cerveza y las ensaladas

El hecho de que las ensaladas contengan vinagre coloca cualquier receta fuera de juego a la hora de encontrar armonía con los vinos. Y es aquí, donde las cervezas desempeñan un papel estelar y se prestan a magníficos encuentros.

La cerveza combina con ensaladas convencionales, de verduras dulzonas y de hojas amargas, combina con cualquier tipo de aderezo, vinagres de reserva de Jerez, vinagres dulces de Módena, aliños sencillos, y combina con ensaladas muy especiadas con hierbas aromáticas, con quesos rallados y con mostaza. También están excelentes con las ensaladas de invierno (legumbres).

Las cervezas ligeras y de cuerpo medio van bien con todas las ensaladas

Aliños ácidos

  • Las ensaladas de hoja verde de aliños ácidos (de vinagre o limón) se maridan muy bien con cervezas de estilo belga o de trigo. Para las ensaladas aliñadas con mostaza o con vinagres fuertes (Módena, de Jerez…), o con aliños agridulces, acompaña muy bien una cerveza con fuerte aroma amargo a lúpulo que pone el contrapunto.

Ensaladas amargas

  • Cuando las ensaladas sean de verduras decididamente amargas, como las endibias, y además se acompañen de quesos azules (mezcla muy frecuente), puede verse inmejorablemente acompañadas con cervezas de más cuerpo pero con poco amargor.

Ensaladas especiadas

  • Las ensaladas especiadas, que no lleven ningún elemento ácido como el vinagre o el limón, pueden maridarse con cervezas fuertes de sabor suave a lúpulo. Las que contienen quesos de cabra, a veces perfumadas con albahaca, combinan estupendamente con una cerveza ale, que consigue equilibrar esta mezcla de aromas y sabores.

La cerveza y los quesos

Aunque no existe consenso a la hora de abordar el maridaje de la cerveza y los quesos, en líneas generales se puede afirmar que existen algunas afinidades interesantes en los quesos de vaca.

Sin embargo, no todos los quesos de vaca combinan la cerveza con igual acierto. Los suaves de pasta blanda encuentran su maridaje en las cervezas ligeras, los de vaca añejos combinan bien con las negras, y los quesos pestosos van bien con las cervezas aromáticas.

Los quesos de oveja, de cabra y los azules no encuentran en la cerveza el maridaje perfecto.

Quesos frescos

  • Los quesos frescos gallegos, con profundo sabor lácteo, combinan bien con las cervezas ligeras.
  • Los de Burgos están sensacionales con cervezas de cuerpo medio y sabor pronunciado. El queso de Burgos acompañado con cerveza negra parece estar rociado con miel de brezo.

Brie y Camembert

  • El queso francés de Brie, de gusto untuoso, dulzón y ligeramente avellanado, armoniza bien con las cervezas ligeras. Lo mismo sucede con el Camembert.

Gouda añejo y parmesano

  • Ambos quesos tienen en común cierto sabor a castaña pilonga y a frutos secos sobre un característico fondo lácteo, y ligan aceptablemente bien con las cervezas negras.

Queso ahumado: San Simón gallego

  • Su sabor es muy parecido al tetilla gallego con la particularidad del ahumado exterior que le presta una tonalidad cerosa y oscura.
  • Precisamente ese sabor ahumado sumado al gusto lácteo levanta una barrera de incompatibilidad con las cervezas, a excepción de las negras.

Munster

Cervezas negras y de cuerpo medio muy aromáticas para acompañar los quesos de “abadía”

  • Pertenece al grupo de quesos denominados “de abadía” o quesos de los monjes. Se trata de un queso pestoso, maloliente, de sabor intenso.
  • Queso de corteza enmohecida y lavada, fruto de una intensa actividad microbiana. Tienen grandes afinidades con las cervezas negras y las de cuerpo medio muy aromáticas.
  • Lo mismo sucede con los quesos Livarot.

Las Mejores Armonías

Los paneles de cata dirigidos por José Carlos Capel encontraron algunas combinaciones realmente armónicas que pueden llegar a ser verdaderas delicatessen.

Platos de carnes

Cervezas de cuerpo medio

  • Lomo y entrecôte de carne roja sobre parrillas de carbón. Filete de vaca a la plancha. Lomo de cerdo ibérico fresco a la plancha. Son carnes que van bien con cervezas de cuerpo medio. Los perfiles ligeramente tostados (requemados) que la plancha y las parrillas de carbón aportan a los cortes de carne (polimerización de las grasas), les confieren gustos específicos que abren un abanico de posibles armonías con este tipo de cervezas. Sobre todo con las carnes rojas de vacuno mayor, que son con las que mejor armonizan.

Cervezas suaves

  • Albóndigas de ternera al estilo tradicional español. Bien con cervezas suaves. En este caso, la capacidad de conjunción entre la carne picada y la cerveza está en relación directa con el sabor de la salsa que baña las albóndigas. Como habitualmente se elaboran con cebolla y zanahorias, la salsa suele tener un delicado tono dulzón que matizan algunas especias, pimienta y clavo o nuez moscada. El resultado es un bocado muy agradable que liga a la perfección con las cervezas delicadas, no demasiado amargas.

Cervezas ligeras

  • Carpaccio de ternera al parmesano. Los carpaccios de ternera son muy delicados. Si van bien con las cervezas ligeras es justamente por los aliños con los que se acompañan; pimienta negra, aceite de oliva, champiñones picados y a veces algo de mayonesa con mostaza o unas gotas de limón sobre la carne.

Cervezas de cuerpos medios y aromáticos.

  • Chuletas de cerdo ahumadas. Perfectas con cervezas de cuerpo medio y aromáticas. Sin duda las cervezas ligan a la perfección con las carnes ahumadas. El gusto a las maderas en combustión, los intensos perfumes ahumados que aromatizan la dulzona carne de cerdo, juega un papel fundamental con el suave amargor de las cervezas.

Cervezas suaves

  • Carrilleras de vaca guisadas. Rabo guisado. Se trata de dos estofados que van bien con cervezas suaves, sobre todo si los guisos contienen tomate. En el sabor de estas recetas influye el gusto de los aderezos, las verduras con las que se hayan elaborado los sofritos, la presencia de especias, y la cantidad de vino utilizado que al reducirse pierde su carácter dejando tras de sí un suave rastro ácido. Precisamente a causa de esta dulzona acidez, el papel de las cervezas se torna enormemente atractivo, jugando a la perfección con los sabores de las carnes.
  • Pollo agridulce y picante al estilo chino. Pollo teriyaki. Bien con cervezas suaves. Es incuestionable que el gusto del pollo en sí mismo, demasiado suave, queda anulado por el sabor amargo de las cervezas. Sin embargo, todo cambia en el momento en el que el pollo se adereza con salsa teriyaki o se embadurna con salsas agridulces en las que intervienen el vinagre y el azúcar o determinados aderezos picantes, del tipo que sean.

Platos de pescado

Cervezas suaves

  • Mojama de atún. El atún rojo de almadraba es el cerdo ibérico del mar. Con los lomos de los ejemplares de “derecho”, o de “ida” súper grasientos, que todas las primaveras abandonan el Atlántico y se encaminan al Mediterráneo para desovar se elabora la mojama. Los lomos se sumergen en salmuera y luego se dejan secar expuestos al efecto del sol y la brisa marina. El sabor de una buena pieza es delicadamente yodado con un fondo salino intenso. Gusto a mar y a sal, dos sensaciones que refrescan y agigantan las buenas cervezas suaves.

Cervezas ligeras y también de mayor cuerpo

  • Arenques marinados al estilo nórdico. Lo tienen todo para ligar con las cervezas ligeras y con las de mayor cuerpo y grado alcohólico. Se trata de pescados “azules”, subidos de grasa, de gusto intenso y profundo sabor a mar, que se dejan marinar en soluciones salinas y ácidas en compañía de especias variadas. Sus sabores fuertes, acídulos y muy aromáticos encuentran en las cervezas un contrapunto refrescante.

Cervezas suaves y de cierto cuerpo

  • Salmón marinado con salsa de mostaza. Si el gusto graso, con los matices característicos de esta especie marina, se acentúa con un breve proceso de marinado con sal, azúcar y eneldo, su sabor se acrecienta de forma notable. Cuando el sabor de esta especie se refuerza con cucharadas de salsa de mostaza, aderezo ácido y agresivo, el pescado pide a gritos un contrapunto amargo que equilibre y complemente la sensación expuesta. Las cervezas suaves y las de cierto cuerpo desempeñan en este caso un rol insuperable.

Cervezas ligeras y también de mayor cuerpo

  • Bacalao a la vizcaína y en salsa de tomate. Nada tiene de extraño que la cerveza juegue un papel de excepción en esta receta. El bacalao es un pescado en salazón que después de desalado conserva siempre un fondo de mar. Pescado de gusto intenso muy característico, que todavía se torna más rústico y contundente cuando se adereza con salsa de tomate o salsa vizcaína, cuya acidez redondea la sensación del binomio salado/ácido.

Cervezas ligeras

  • Urta a la roteña. Bonito con tomate. A pesar de que la urta es un pescado “blanco” y el bonito un pescado “azul”, se trata de dos pescados de sabor intenso cuyo gusto a mar queda reforzado en ambos casos por la salsa de tomate. Dos pescados de sabores yodados que complementa la acidez de la salsa. Dos magníficos soportes para armonizar con el suave amargor de cervezas ligeras.
  • Salmón, anguila, atún y esturión ahumados. Excelentes con cervezas ligeras, muy en especial si cualquiera de estos pescados se acompaña de alcaparras y salsa de mostaza. No podía ser de otra manera tratándose de pescados grasos de gusto intenso, cuyo sabor se acentúa por efecto del ahumado de maderas variadas. En el caso de que se complementen con alcaparras y salsa de mostaza, la armonía se acrecienta por varios motivos, fundamentalmente por el gusto ácido, avinagrado y poderoso de estos aderezos.

Ensaladas y verduras

Cervezas de sabor intenso

  • Ensalada de alcachofas crudas y queso parmesano. uy bien con cervezas de sabor intenso. Ninguna cerveza sale malparada del encuentro mientras que sólidos y líquidos se refuerzan recíprocamente.

Cervezas suaves

  • Tempura de verduras a la japonesa. Se consiguen aceptables armonías con cervezas suaves. No tiene nada de extraño porque los rebozos de harina fritos ligan bien con las cervezas. Si además, como es preceptivo, antes de ingerir las verduras a la japonesa, éstas se mojan la salsa de soja rebajada, la complementariedad sólido/líquido es evidente.
  • Pisto manchego con cominos. Bien con cervezas suaves. Todas las fritadas de verduras del estilo del pisto manchego se realzan de forma importante con la cerveza. La razón de esta armonía se basa en la presencia de la salsa de tomate.
  • Los calabacines. El tono húmedo, intensamente vegetal y algo marino de los calabacines, de textura delicuescente y acuosa, se comoda dulcemente al contrapunto amargo de las cervezas más suaves.

Cervezas de cuerpo medio

  • Espárragos revueltos con huevos. Bien con cervezas de cuerpo medio. Determinadas cervezas juegan un papel espléndido por los contrastes que provocan.

Cervezas ligeras y suaves

  • Pan con tomate. Bien con cervezas ligeras. La experiencia y la costumbre refrendan una armonía de rango popular que no admite paliativos. El tomate rallado que embadurna el pan, sumado al aceite de oliva y la sal, dan como resultado un bocado ácido/salado que encuentra su punto de equilibrio con las cervezas suaves, poco amargas.

Cervezas tipo medio

  • Las berenjenas. La neutra cremosidad de las berenjenas en cuyo sabor apuntan suaves tonos punzantes y amargos, liga bien con las cervezas de tipo medio. Si además interviene el sabor ácido de la salsa de tomate, la conjunción es casi perfecta.

Algunas Pistas…

…para acertar con los maridajes

  • Los escabeches, por la acidez del vinagre. Perfectos con cervezas ligeras y de mayor cuerpo.
  • Comidas con las salsas agridulces (cocina oriental). Cervezas ligeras.
  • Muy especiadas (cocina mexicana). Ligeras y frescas.
  • Los platos en los que abunda el tomate, por la acidez del tomate. Ligeras.
  • Los picantes, o lo platos especiados con pimentón y ajo. La cerveza aguanta la agresión de estos aderezos. Cervezas ligeras.
  • Las mostazas. Cervezas de gusto suave y sabor más intenso.
  • Los ahumados y marinados. Encuentran en las cervezas ligeras y de mayor cuerpo el contrapunto perfecto.
  • Las verduras amargas y ácidas (espárragos, alcachofas, calabacines…). Cervezas de sabor intenso.
  • Todas las ensaladas, tanto las aderezadas con vinagre como las amargas y especiadas. Cervezas ligeras y de cuerpo medio.
  • Los platos grasos en general, porque la cerveza “limpia” la boca. Mejor con las cervezas claras y ligeras.
  • Las carnes a la brasa. Cervezas de cuerpo medio.
  • Los embutidos cocidos y ahumados. Cuerpo medio y aromáticas.
  • Con preparaciones que lleven chocolate, por los aromas persistentes que no soportan el exceso de alcohol. Con cervezas frescas y suaves.
  • Platos en los que se sirva el huevo con la yema líquida. Cervezas ligeras y suaves.
  • Pescados azules, por la fuerza del sabor y la grasa. Cervezas de amargor suave.

 

…para saborear mejor una cerveza

  • La espuma debe formar una corona de unos 2-3 centímetros de espesor.
  • Es conveniente beber la cerveza en vaso, jarra o copa para provocar la liberación del gas carbónico y la formación de espuma.
  • Una buena espuma debe ser blanca, cremosa y con buen aspecto.
  • Una cerveza lager tiene que tener un aspecto vivo, nunca turbio (a excepción de la de trigo).
  • La cerveza siempre debe ser brillante.
  • El nivel de oscuridad de la cerveza indica el grado de tueste del grano utilizado. Cuanto más tostada la malta, más oscuro será el color final de la cerveza.
  • La lager se debe servir a una temperatura aproximada de 5º centígrados. El frío excesivo apaga el sabor de las cervezas oscuras, como las negras. La temperatura de servicio ideal es de 11º centígrados.
  • Los recipientes deben estar fríos, nunca congelados, porque de este modo no favorecerían la formación de espuma.

Fuente: Cerveceros de España


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