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Maridaje entre cerveza y comida

Hay evidencia de que la producción de cerveza data de hace más de 5 mil años, los rastros más antiguos fueron encontrados en la región de Mesopotamia. Desde su nacimiento hasta ahora, la cerveza ha dado grandes pasos en su evolución, convirtiéndose en una de las bebidas más populares del mundo en nuestros tiempos. Gracias a la gran variedad que existe, la cerveza puede ser una gran compañera para toda clase de comidas.

La cerveza tiene mucho que aportar en cualquier momento gastronómico y ofrece multitud de matices y posibilidades pata degustar con todo tipo de platos. Desde los quesos hasta los platos muy especiados, ácidos, picantes, ahumados y marinados, los sabores amargos, las carnes a la plancha o el chocolate.

Es difícil hablar con exactitud del maridaje, de la unión armónica entre dos elementos,  porque no hay reglas ni razonamientos técnicos y, sobre todo, porque ‘en cuestión de gustos no hay nada escrito’. Sin embargo, queremos dar algunas sugerencias para empezar a descubrir las mejores combinaciones entre las cervezas y la gastronomía.

Maridaje, es el arte del equilibrio

El maridaje busca encontrar la armonía perfecta entre los sabores y aromas de la comida y la bebida. Existen muchos tipos de cerveza, con variantes en el sabor, color y fuerza, que dependen de las alteraciones en los procedimientos de elaboración. Por eso, el de la cerveza es un mundo complejo que nos ofrece múltiples posibilidades para hacer grandes combinaciones.

Cuando se trata de maridaje entre cerveza y comida, no todos sabemos las reglas a seguir para lograr la mejor combinación. Por ello, hoy nos proponemos acercarte estas sugerencias de maridaje para que tengas como guía basica.

A pesar de que la cerveza forma parte de nuestra cultura diaria desde hace muchos años, no siempre le damos el trato que se merece.

Los sabores de la bebida no deben sobresalir sobre los de la comida, y viceversa.

Debe haber equilibrio entre aromas y sabores. La bebida puede equilibrar el sabor o el aroma másfuerte del plato.

O debe provocar contraste. Maridaje por contraste de polos opuestos, siempre que no haya vencedor, sino que termine en empate.

Toda preparación culinaria preparada o desglasada con alguna bebida alcohólica, debe ser servida con la misma.

La diversidad de sabores y de intensidades de una tabla de quesos y fiambres complica la posibilidad de maridar con una cerveza determinada, porque hay sabores tan diversos que, buscar el maridaje ideal, es difícil; lo máximo que se logra es encontrar una cerveza para maridar con la mayoría de las cosas.

 

La cerveza y las carnes

La cerveza puede ser una compañera magnífica de diferentes carnes, aunque no hay que olvidar que bajo ese término tan amplio, se engloban materias primas muy diferentes y a su vez muy diversos modos de preparación; lo que da lugar a productos tan dispares entre sí como por ejemplo, una pechuga de pollo, un salchichón de cerdo o unas chuletillas de cordero. Por tanto, a la hora de elegir qué cerveza va a convivir con nuestro tenedor, hay que fijarse tanto en el tipo de carne como en la salsa o especias con que la condimentaremos.

Como norma general, para un sazonamiento fuerte escogeremos cervezas oscuras y de mayor cuerpo. Eso a menos que nos enfrentemos a una salsa picante, en cuyo caso optaremos por una Lager o Lager Especial.

 

Cerveza para maridar carne a la parrilla

En caso de que estés pensando en una parrillada, debes procurar abastecerte de cervezas de buen cuerpo, ricas en malta y lo suficientemente amargas como para emparejarse con los sabores ahumados de las carnes asadas al carbón.

Entonces, si la comida es por ejemplo carne asada, la mejor combinación es la cerveza ahumada (Rauchbier) o cualquier cerveza de alta fermentación como Porter o Stout, cervezas algo amargas que complementan bien el sabor del asado.

 

Maridar embutidos y ahumados con cerveza

Recomendar la cerveza más adecuada a cada embutido es casi imposible porque también lo es cuantificar todas las especialidades, con sus diferentes sabores, texturas, sazones y sus respectivas variedades locales.

En este caso, la idea no es la de acompañar, sino la de compensar el sabor fuerte o la textura grasa y pesada de lo que estemos degustando. Para este tipo de comida conviene una cerveza, de nuevo, ligera y suave.

La cerveza consigue una concordancia armoniosa con las carnes, pescados y embutidos ahumados o marinados. Su sabor fuerte encuentra un contrapeso perfecto con las salchichas y otros platos que tengan participación del humo. Esto explica que no exista nada mejor que una cerveza para acompañar una hamburguesa cocinada al carbón.

Sí podemos generalizar diciendo que los embutidos cocidos y ahumados armonizan muy bien con aquellas cervezas que presenten cierto cuerpo. Los embutidos curados, como el jamón, el salchichón y el lomo presentan un maridaje no tan bueno.

Si hubiera un premio para el embutido más cervecero, se lo llevaría… ¡El chorizo!. En efecto; aunque hay quien insiste en tomar chorizo con vino tinto, este embutido se entendería mucho mejor con una cerveza ligera y suave que contrarrestara la agresión del pimentón y el ajo que le caracterizan.

 

Maridaje de cerveza con carnes rojas

Las carnes de vaca también pueden combinarse con cerveza. Por ejemplo, las carnes rojas hechas a la brasa van bien con las cervezas rubias, ligeras y suaves. El buey prefiere casarse con cervezas lager doradas o con algunas ale.

Supongamos que sea carne roja vacuna y que las hayamos cocinado a la brasa. Son comidas sabrosas, cuyo paladar debemos intentar no esconder. Para ello busquemos una acompañante discreta: ligeras y suaves como son, las cervezas lager irán muy bien con el buey y las ale acompañarán fabulosamente a la vaca. Los guisos enlazan con cervezas oscuras de mayor cuerpo.

En estos casos serán el resto de ingredientes los que decidan cómo va a ser la relación; si andan por medio especias como el curry, o la cebolla y la zanahoria predominan, el resultado no será bueno. Ah, pero si es un guiso dominado por la salsa de tomate (como la ternera con pisto o la carne con tomate) puede ser el principio de una hermosísima amistad.

 

Maridaje de cerveza con cordero

La carne de cordero, que acompañaremos, según esté cocinada, de uno u otro tipo de cerveza. Depende del modo de cocción, las especias y otros muchos factores que hacen que este animal ofrezca unos u otros sabores o texturas.

Para acompañar cordero, una cerveza inglesa amarga o una porter puede ser las mejores elecciones. Cuanto más pesadas y amargas sean estas bebidas, mucho mejor será el maridaje entre cerveza y la comida.

Podemos afirmar que la cerveza anda bien con preparaciones de cordero muy especiadas.

Esta carne posee ese gusto particular que tiende a destacar sobre el resto de los sabores. Las carnes de cordero de cierta edad pueden combinarse con cervezas lager aunque mejor va con una porter.

 

Maridaje de cerveza con carne de cerdo

Hay un tipo de cerveza que es el compañero perfecto de una u otra comida. De este modo, si vamos a comer un plato en el que la carne de cerdo es la protagonista, lo ideal es que bebamos con él una Lager o Pilsen, ligera y suaves, que acompañe la carne grasa. Las carnes rojas a las brazas y los mariscos van bien con cervezas rubias.

Se caracterizan por tener un alto contenido graso, de manera que cuando la comemos, deja en la boca una fina capa de grasa. Para “limpiarla” sin perder ningún aroma, nada mejor que una cerveza ligera y suave (no es casualidad que en el centro de Europa sean grandes comedores de carne de cerdo y grandes bebedores de cerveza, y todo ello a la vez).

La carne de cerdo de calidad es muy sutil y presenta muchos matices. La cerveza que le acompañe debe estar a su altura en cuanto a suavidad y tener un contenido moderado de alcohol: Estamos hablando de una cerveza clara tipo Lager o Pilsen.

 

Cerveza para maridar con comida picantes y especiadas

Si vas comer burritos o cualquier comida mexicana típica y picante, puedes optar por una cerveza mexicana del tipo gold lager, ya que es ideal para acompañar el intenso sabor de la comida mexicana. Asimismo, los expertos recomiendan la cerveza china para acompañar estas comidas.

La cerveza resulta ideal para suavizar las notas fuertes de sabor que aportan los platillos picantes o preparados con muchas especias. La cocina mexicana, japonesa o india van de la mano con esta bebida refrescante. Chorizos, quesos maduros y platillos que contienen mucho ajo son también recomendados para acompañar con esta bebida.

Contrarresta la acidez

Las ensaladas aliñadas con vinagre, los escabeches y los platillos en que abunda el tomate crudo o la mostaza son algunos de los mejores aliados de la cerveza. En este terreno donde el vino suele ser incompatible, encontramos una oportunidad para apreciar y deleitarnos con esta gama de sabores. El ceviche es un buen ejemplo de esta feliz combinación.

Maridaje de cerveza y pizza

Este parece ser el maridaje perfecto entre cerveza y comida. Las lagers y cervezas tipo ale castañas son excelentes opciones para maridar pizzas, ya que son ligeramente más dulces y delicadas que otras cervezas, ideales para complementar el sabor de esta comida.

 

Maridaje de cerveza y carnes blancas

Si prefieres maridar pollo asado, puedes optar entre una lager liviana, una pilsner o una ale castaña, ya que todas ellas complementan muy bien el sabor de la carne. Sin embargo, no es del todo buena la combinación de la cerveza con el pollo asado, puesto que la cerveza puede con los sabores suaves de las aves de corral, salvo que se lo adobe bien.

Incluso hay gran numero de recetas para cocinar con cerveza, particularmente la carne de pollo; en este caso, se recomienda acompañar con la misma que se utilizó para prepararla. La cerveza también combina con el pollo braseado al limón, las pechugas al estragón y el humilde pollo al ajillo.

En cuanto a la carne de aves, hemos de tener en cuenta que el sabor de la cerveza es más fuerte que el de la comida, con que será preferible evitarla, salvo que el ave incluya cerveza en su modo de preparación o que lleve condimentos y especias fuertes o ácidas.

 

Maridaje de cerveza y pescados

Además de la clásica pareja del pescaíto frito con cerveza, la combinación de pescado y cerveza nos ofrece una amplia gama de posibilidades, como veremos a continuación.

Bien, el maridaje de carnes blancas es un poco más complejo, y depende del tipo de carne blanca a la que nos refiramos. En caso de pescado fresco, las mejores opciones son las cervezas livianas, como la pilsner y las lager livianas.

En cambio, quienes buscan un perfecto y equilibrado maridaje con salmón o hasta con carne de pavo, deberán buscar cervezas más fuertes, con más cuerpo. Si, en cambio, vamos a comer pescado fresco, va muy bien combinado con cerveza blanca o cerveza de trigo, o con una Lager, que son cervezas de fermentación baja y generalmente más suaves, además de que son las más comunes por esta zona. Este tipo de cervezas también van muy bien con otras carnes blancas como el pollo.

Pescado azul y blanco: el color sí importa.

Los pescados azules, esos tesoros del mar con alto contenido en grasa, al tener un sabor más marcado que los pescado blancos, armonizan muy bien con las cervezas, que provocan ese efecto de “limpiar” el paladar y ofrecen un contrapunto refrescante. De alguna manera suavizan lo que algunos conocemos como “sabor a pez”. Así pues, la cerveza puede acompañar con éxito los atunes, bonitos, sardinas, boquerones, salmones, lampreas, pez espada, jureles, caballa, anguilas… pescados que, por suerte, son abundantes y accesibles en nuestras costas.

Por el contrario, el toque amargo de la cerveza puede anular parcialmente el sabor suave de algunos pescados blancos, a menos que estén acompañados de salsas o aderezos más potentes. Son precisamente los pescados azules los que se ahúman, se marinan, se escabechan, se preparan en conserva o se someten a salazón en todas sus variantes. En todos estos casos la cerveza es una buena compañera.

Ahumado y cerveza.

Cuando los pescados han sido ahumados acompañan muy bien las cervezas claras de tipo Ale y las del estilo Pilsen, siempre con marcado amargor.

Es muy habitual servir los pescados ahumados con salsas especiadas de mostaza, algunas veces hasta agridulces, lo que hace aún más recomendable la cerveza.

Pescados en sal.

Los pescados así como las huevas en salazón, tienen un sabor muy fuerte unido a una textura muy grasa. Una cerveza clara, y ligeramente amarga, limpia la boca y acompaña perfectamente estos platos, que por otra parte son frecuentes compañeros en el momento del aperitivo.

Las anchoas merecen un lugar especial en nuestro corazón y en nuestra heladera: sus acentos yodados tan intensos, ligan perfectamente con las cervezas. Si además, se acompañan de pan con tomate y aceite, la conjunción se torna realmente gloriosa.

Carpaccio y cerveza.

La cerveza realza el sabor de algunos pescados crudos como el salmón y el atún, dos pescados muy grasos de intensos sabores yodados. El aceite de oliva y otros aderezos que se utilizan en los carpaccios, como la pimienta molida y el limón exprimido, acentúan esta afinidad.

Marinados.

Destacan los arenques y el salmón marinado, pescados muy grasos y de intenso sabor que ligan con cervezas de mayor cuerpo y graduación alcohólica. Su sabor fuerte, ácido y aromático, encuentra en la cerveza un contrapunto refrescante.

Pescados a la parrilla.

La elaboración de los pescados a la parrilla, culmina con un sofrito picante y aromático de ajo, perejil, guindilla y vinagre. Esta combinación tan potente permite que se pueda acompañar con una cerveza incluso oscura. Hay muy buenos pescados de rio ricos en grasas.

Escabeches con con cerveza.

Si hay un caso de maridaje indispensable es el de los escabeches de pescado y la cerveza. Por el alto contenido ácido de sus salsas, deben servirse siempre con cerveza; de atún, de bonito, de sardinas, de trucha… que pueden ser incluso agridulces, están deliciosos con cervezas ligeramente tostadas.

Es impresionante la armonía que entablan las cervezas rubias de sabor intenso con el atún, las sardinas y el bonito en escabeche, así como con los boquerones en vinagre. Sus sabores grasos, matizados por el vinagre, transforman sus lomos limpios en bocados chispeantes, imposibles de maridar con ninguna otra bebida.

Conservas y cerveza.

En efecto, podemos decir que la buena relación entre las conservas de pescado y la cerveza se ve reforzada con el paso del tiempo. Todos los pescados azules en conserva se transforman a lo largo de los meses, de manera que sus aromas se concentran y cobran acentos metálicos, algo dulzones y salados, que se superponen a su natural gusto marino. En esta amalgama de sensaciones variopintas, intensas pero finas, las cervezas suaves y las de gusto intenso actúan como matrimonios perfectos.

Sushi y Sashimi con cerveza.

Los platos de cocina japonesa (sushi y sashimi) que contienen pescados crudos, ligan perfectamente con la cerveza, sobre todo cuando utilizan aderezos como la salsa de soja y la pasta wasabi picante.

Por la misma razón, un pescado al vapor al estilo chino (rodaballo o gallo) que lleve incorporado salsa de soja resultará delicioso en combinación con cervezas suaves.

Frituras de pescado.

Además de ser habitual acompañar los pescados fritos con cerveza, quizá de forma inconsciente y espontánea, este maridaje es muy aceptable, ya que aporta el contrapunto refrescante necesario, aunque existen algunas excepciones.

El pescado en adobo, que ha sido sometido a un marinado con ajo, vinagre, orégano y cominos, combina con la cerveza mejor que con muchas otras bebidas. Lo mismo sucede con los boquerones o sardinas.

Salpicones: donde hay vinagre, sobra el vino.

Recordar esta norma porque suele ser cierta. Cuando los mariscos se presentan en salpicones bien aliñados con vinagre, la cerveza es un rito obligado, puesto que nuevamente nos encontramos con la acidez que deja fuera de juego a los vinos.

Rabas.

Los calamares nos llenan la boca de aromas y liberan persistentes gustos a mar que hacen de la cerveza clara el mejor acompañamiento. Unas buenas rabas con una buena cerveza rubia ligera.

 

Maridaje entre Cerveza y aperitivos

Tal vez la combinación más común para disfrutar de una buena cerveza es justamente con alimentos cortos entre las comidas o como aperitivo. Los favoritos incluyen las papas fritas, palitos salados, chizitos, aceitunas, encurtidos o los clásicos pretzels. También puedes acompañar una cerveza con frutos secos o semillas.

 

Maridaje entre Cerveza y Agridulces

Las salsas orientales son, en muchas ocasiones, de gusto agridulce; ésta compleja combinación liga perfectamente con la cerveza. En la comida china encontrarás numerosos ejemplos para experimentar con este delicioso maridaje.

 

Maridaje entre cerveza y Platos grasos

Las papilas gustativas tienden a cubrirse cuando degustamos comidas ricas en grasa, en estos casos no hay nada mejor que la cerveza para aclarar el paladar. Disfruta comidas fritas y embutidos acompañados de esta bebida cuya acidez corta la grasa y aporta frescura a la combinación.

Quien haya probado una hamburguesa acompañada de una cerveza de gusto suave y sabor intenso habrá podido comprobar lo bien que combina el amargor de la cerveza con la fuerza del ketchup y la mostaza. Muy recomendable.

 

Maridaje entre cerveza y queso. La cerveza… ¡que te la den con queso!

Maridaje entre cerveza y queso

Seguro que muchas veces has oído eso de… ¡que no te la den con queso! Este dicho popular viene de la costumbre de algunos bodegueros de ofrecer queso antes de dar a probar los vinos mediocres, porque el fuerte sabor de este alimento impide degustar en su plenitud esta bebida.

Ante un queso de sabor fuerte el vino parecía mejorar pero una vez en casa el comprador descubría que el vino no era de la calidad apreciada en la bodega. Esto no ocurre con la cerveza que por su capacidad de limpiar el paladar consigue una armonía perfecta con los quesos.

El queso es un plato en sí mismo y es el rey de la picada. Suave, picante o ahumado. Fresco o madurado. Artesanal, importado o nacional, es tan versátil y saludable que acompaña cualquier comida o momento del día. No es suplemento, es un alimento, y lo mejor es combinarlo con buenas cervezas, fiambres y pan; y recordar que al degustarlos hay que ir in crescendo, para que el sabor de uno más fuerte no tape el de otro más delicado.  

Hay algunos quesos que no encuentran en el mundo de las espumosas su mejor combinación. Sin embargo, existen interesantes excepciones. Te damos algunas pistas.

La cerveza combina mejor con los quesos de vaca, frente a los de cabra u oveja. 

-Aunque no existe consenso a la hora de abordar el maridaje de la cerveza y los quesos, en líneas generales se puede afirmar que existen algunas afinidades interesantes con los quesos de vaca.

La mayor parte de afinidades entre cervezas y quesos se dan con los quesos de vaca, a excepción de el manchego curado de oveja. El queso manchego curado, con notas ligeramente ácidas y picantes, logra una gran armonía con las cervezas de abadía, donde predominan los matices florales y frutales de la manzana.

En el caso de los quesos de vaca, en general, podemos afirmar que las cervezas lager, ligeras y frescas, casan bien con los quesos jóvenes de vaca donde predominan las texturas blandas o semiblandas porque neutralizan bien la grasa y acidez del queso.

A medida que los quesos ganan maduración y son más añejos, requieren también cervezas de mayor grado, cuerpo y aroma. Los de vaca añejos combinan bien con las negras y los quesos pestosos con las cervezas aromáticas.

-No obstante, no todos los quesos de vaca combinan la cerveza con igual acierto:

  • Los suaves de pasta blanda encuentran su maridaje en las cervezas ligeras.
  • Los de vaca añejos combinan bien con las negras.
  • Los quesos de corteza enmohecida van bien con las cervezas aromáticas.

-Los quesos de oveja, de cabra y los azules no encuentran en la cerveza el maridaje perfecto.

Cuáles Elegir

La tabla de quesos se sirve, preferentemente, separada de la de fiambres y debe tener de tres a siete tipos de quesos diferentes, uno de cada variedad (duro, semiduro, blando, semiblando, azul, pastas untables). Lo ideal es elegir diferentes colores y texturas para agregar diversidad. Por ejemplo: uno de cáscara blanca, otro de pasta amarilla, otro azul, un granulado y uno para untar. Una buena combinación sería la siguiente:  

Parmesano o Provolone: de pasta dura, semigrasos, aromáticamente intensos y de sabor picante e inconfundible. Se cortan en rodajas o desgranados.  

Fontina, Gruyère o Pategrás: semiduros y consistentes, de color amarillo tenue, tienen ojos, alto porcentaje de grasa y se pueden cortar en triángulos sin romperse.  

Camembert o Brie: de pasta blanda y untuosa, corteza blanca con moho y sabor cremoso, intenso y aromático. Se usan para untar y se deben consumir rápido.  

Roquefort o Gorgonzola: quesos semiblandos de aspecto marmolado con vetas azul grisáceas, masa quebradiza y sabor picante. Tienden a desarmarse y se sirven desgranados.  

Petit Suisse o Mascarpone: quesos frescos de pasta muy blanda, color blanquísimo, sabor dulce y un poco ácido, parecido a la manteca. Se untan.  

Para apreciar al máximo el sabor de los quesos hay que sacarlos de la heladera una hora antes de servirlos y cubrirlos con una servilleta húmeda o papel film para que no se sequen. Lo ideal es contar con una tabla de madera rústica. Los de sabor más suave hay que colocarlos en los bordes, mientras que los más fuertes van en el centro. Es necesario quitarles la cáscara, excepto al Brie y al Camembert.  

También se pueden agregar pequeños recipientes con aceitunas verdes y negras, anchoas, alcaparras y aderezos como mostaza con pimienta en grano, vinagreta de aceite de oliva y chutney de durazno. También se pueden sumar frutas frescas como uvas, peras, duraznos y manzanas cortadas en rodajas o frutas secas como almendras, nueces, avellanas, pasas de uva y castañas de cajú. Y nunca olvidarse del pan: lo ideal es un mínimo de tres variedades como baguette, pan de campo y panes con semillas o cereales.  

A la hora de la degustación, lo mejor es comenzar por los quesos más suaves, seguir con los más intensos y siempre dejar para el final los más aromáticos como el Roquefort, dado que sus fuertes aromas pueden saturar el paladar.  

La regla de oro es: cervezas suaves para quesos suaves y cervezas con cuerpo para quesos fuertes. Por ejemplo, el Provolone o Parmesano se acompañan mejor con cervezas oscuras de buen cuerpo y sabor bien marcado como una Stout o Barley Wine; el Pategrás, Fontina o Gruyére, con cervezas oscuras de cuerpo medio como la Bock o Porter; los quesos frescos con cervezas palidas rubias suaves de bajo cuerpo Dorada, Trigo, Pale Ale, y los quesos azules con cervezas oscuras o o claras poco amargas.  

Maridaje entre cerveza y postres

La cerveza negra y el chocolate suponen uno de los maridajes más interesantes que esta espumosa bebida nos ofrece.

Gracias a su versatilidad, la cerveza también resulta estupenda para servir con preparaciones dulces, así que te puede acompañar hasta el final de la comida. La cerveza ligera va muy bien con tartas y postres elaborados a base de frutas, mientras las más oscuras son apropiadas para probar chocolates, pasteles con crema o algún mousse de café.

Por último, para acompañar un postre de frutas es ideal la cerveza de trigo o una Stout para cualquier postre dulce.

Los postres de intenso sabor a chocolate maridan con la cerveza negra y su gusto a malta y frutos secos. También los platos que tienen el chocolate como ingredientes en sus salsas encuentran en la cerveza una excelente compañera.

Un correcto maridaje potencia a ambos y “saca” de cada uno, el chocolate y la bebida, lo mejor. Los maridajes con chocolate no son fáciles, pero cuando se logran los resultados son realmente increíbles.

Hay combinaciones posibles para todos los gustos, depende del chocolate, depende de la cerveza, tipo y grado alcohólico, y depende del gusto de cada uno, más allá de las sugerencias pertinentes.

En todos los casos, es aconsejable que las cervezas no se sirven demasiado frías, en lo posible alrededor de 15 a 18 °C y, por supuesto, es importante elegir productos (cervezas y chocolates) de buena calidad.


Un Chocolate para cada Cerveza

La diversidad de cervezas nos permite “zambullirnos” en la dorada espuma de la cerveza y “jugar” con las amplias posibilidades de combinaciones posibles.

Las cervezas de elevado grado alcohólico, las ahumadas o las de guarda, maridan excelentemente con los chocolates amargos - debilidad de los paladares gourmet. En estos casos la intensidad y el carácter del chocolate amargo y la de las cervezas van de la mano.

Las cervezas negras, con su aporte dulce, maridan correctamente con los amargos de alto porcentaje de cacao, idealmente mayor del 80%.

Para un chocolate semi-amargo elijo cervezas con intenso aroma y sabor a tostados o café, ya que el tostado y el toque dulce del semi-amargo armonizan muy bien.

Con las cervezas rubias más intensas y con las variantes de cervezas con frutas o con jengibre, aconsejo probar chocolates con leche, que son lácteos y untuosos.

Los chocolates blancos, cremosos y suaves, en especial los que combinan naranja o los picantes encuentran un buen matrimonio con las cervezas rubias ligeras.

Una tableta de chocolate con maní es la síntesis del maridaje: el maní es un nexo, le va muy bien al chocolate y, por supuesto, a la cerveza.

Por ultimo, una auténtica Pilsener checa la reservo para rellenar bombones de reducción de cerveza con rústico chocolate mejicano.

 

Consideraciones importantes para el maridaje con cerveza

La cerveza ofrece una gran gama de estilos, que te permite elegir entre muy diversos sabores para experimentar con las comidas. Hay que considerar que hay distintos tipos de cervezas, de acuerdo a su fermentación. Las de baja fermentación son más suaves y espumosas, conocidas como lager, y acompañan bien a las carnes a la parrilla. Las de alta fermentación, de nombre ale, son recomendables para acompañar ensaladas, ahumados y guisos ricos en especias. Las cervezas negras o stout son robustas y se sirven con mariscos y postres con chocolate, mientras que las lambic --de fermentación espontánea-- se consideran ideales para postres con fruta. Arma tus propias combinaciones y disfruta de este placer.

 

La cerveza y un horizonte culinario sin ataduras

No sólo de maníes, aceitunas y papas fritas vive la cerveza. Es hora de dejar de lado la vieja tendencia que la relega a un refrigerio en versión veraniega y empezar a situarla en el lugar que se merece, como compañera de platos que pueden ubicarse tranquilamente entre las bandas que van de los exóticos a los tradicionales, tanto de la llamada alta cocina como de la más popular, sin que nos tiemble la mano al levantar la copa, y sí dije copa, y qué.

Más allá de las etiquetas clásicas, hay un mundo de ofertas artesanales, elaboradas con mucho cuidado, que proponen un arco iris de aromas y sabores tan interesantes como en el caso del vino, y que vale la pena intentar.

Pensemos por ejemplo en recetas especiadas, en sabores ácidos como el tomate, en el vinagre, el ajo, o las anchoas, en el terrible wasabi de la cocina japonesa, en una irresistible sopa irlandesa, las salchichas alemanas, las hojas con dejo amargo como la rúcula o la escarola, en los alcauciles y los espárragos con sus notas metálicas tan difíciles de maridar con un vino, para cualquiera de ellos no hay nada mejor que el sutil y refrescante amargor de una cerveza, que además ayuda a limpiar de toques grasos la boca. Ketchup, mostaza, mayonesa, pimentón, huevos revueltos, ella es capaz de salir airosa de cualquier relación.

A quién se le puede pasar por la cabeza pedir otra bebida para las tapas del after office, esa interminable oferta compuesta por un abanico de gustos labrado por la ilimitada imaginación del cocinero de ocasión, que, a la hora de la elección del trago marearía al más conspicuo sommelier.

Canela, bizcocho, tabaco, ciruela, chocolate, pasto, pimienta, café, estos y muchos otros aromas pueden surgir de un vaso, que debe estar frío pero nunca congelado. la temperatura ideal para una lager es de unos 5ºc, y para las cervezas oscuras se recomiendan unos 11ºc. como en el caso del vino, el frío excesivo empaña los sabores.

Opciones para probar

Sólo a modo de guí a rápida, sobrevolemos algunas opciones. Empecemos por las de tipo lager, con ellas no es necesario privarse de nada, marinados, preparaciones agridulces o picantes, especiados, vinagres, fritos y embutidos.

Las de tipo ale, combinan a la perfección con los pescados, especialmente con los ahumados, además pueden ser la compañía ideal si se decide compartir un pato laqueado, el clásico de la cocina cantonesa. Pero sus posibilidades son tan amplias que casi nada le es ajeno.

Intente con una bock fuerte de final dulzón en el caso de un buen paté. Y con porters y stouts para ostras y mariscos, le aseguro que pelearán el bien ganado lugar de privilegio que blandían los espumantes.

Para los quesos con un toque picante y aromas potentes una opción que amerita ser tenida en cuenta es la de una cerveza de sabor afrutado, dulcificará los sabores del queso y les conferirá un toque de elegancia. Puede resultar una revelación probar una de similares características con el carpaccio rociado con láminas de parmesano.

Y para el final, cuando pensamos que ya nada va a sorprendernos, en el preciso momento en el que nos premiamos con un chocolate, una buena cerveza negra nos demostrará que siempre hay placeres por descubrir

 

Algunos consejos para descubrir el maridaje

La cerveza combina muy bien con los escabeches y vinagretas. Esto se debe a la fuerza ácida del vinagre que encuentra en la cerveza el equilibrio perfecto.

Los platos picantes y muy especiados producen en la boca cierta "fatiga" que no admite fácilmente cualquier bebida alcohólica. La cerveza en cambio alivia esa sensación. Es la contraposición perfecta a la sensación del picante.

Es difícil encontrar bebidas que aguanten la agresión del ajo y el pimentón en gran cantidad; la cerveza destaca precisamente por ser buena compañera.

La cocina oriental encuentra en la cerveza un maridaje perfecto, debido al uso de las salsas de soja y wasabi (picante).

También las preparaciones con mostazas combinan bien con las cervezas por el sabor fuerte de estos ingredientes.

Los ahumados tanto de carnes como de pescados, encuentran en la cerveza el contrapunto perfecto. Esto explica el maridaje de la cerveza y muchos embutidos y fiambres, las salchichas, el chorizo y el salmón ahumado.

Muchos platos grasos necesitan de la cerveza para "limpiar"el paladar: carnes de cerdo, preparaciones con huevos y frituras en general. Estos recubren la boca con una capa grasa que llega a "tapar" las papilas degustativas de la lengua, lo que impidecaptar sabores de bebidas de aromas complejos, como el vino. Sin embargo, esto no sucede con cervezas suaves y frescas que limpian la boca.


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